Bellísima Dolce Vita

Sentimos haberos hecho esperar tanto… pero no queríamos dejar de contaros como nos fue en Toscana con nuestras mujeres aventureras.

Todo se remonta a hace algo más de un mes…Nuestra compañera de WOM se encontraba  en el aeropuerto de Pisa esperando a que nuestras chicas llegaran desde Madrid. Pasaban los minutos y los nervios se apoderaban de nosotras. ¿Cómo serán? ¿Se lo pasarán bien? ¿Y si no les gusta? Pero fue vernos, saludarnos, un par de bromillas y habíamos roto el hielo. A partir de aquel momento, nuestra relación fue mejorando in crescendo día a día, aventura a aventura.

Ese día vimos Pisa. A pesar de lo que se pueda pensar, es una miniciudad con un encanto y una vida que más quisieran otras ciudades. Nosotras habíamos vivido un año allí y pudimos transmitir parte de nuestros recuerdos a nuestras compañeras viajeras.

Al día siguiente cogimos uno de esos ruidosos trenes, imprescindibles para todo aquel que quiera conocer Italia en profundidad, para llegar a La Spezia, en la región de Liguria, desde donde cogimos un barco para recorrer Le Cinque Terre, una sucesión de preciosos y coloridos pueblos pesqueros. El recorrido se puede hacer andando, en barco o en tren, pero en esta ocasión nos decantamos por la visita marítima.

Al día siguiente cogimos nuestro coche y partimos hacia la bella Firenze! Ya sólo tener la oportunidad de dormir en una Villa en la parte alta de la ciudad fue un privilegio. Es una vista más que obligada sin os dejáis caer por la ciudad.

No sólo descubrimos una ciudad artísticamente apasionante (no nos entretenemos en esta parte porque seguro que todas tenéis en mente las obras de Michelangelo, Brunelleschi o Donatello, entre otros), sino que fue el escenario perfecto para conocer una gastronomía espectacular. Nos fuimos con especial buen sabor de boca de la Trattoria Mario (su fiorentina, para chuparse los dedos!) y del All’Antico Vinaio (una tasca que ofrece buenísimos bocadillos de embutido toscano), donde no sólo nos dieron de comer genial, sino que el trato fue excelente.

Finalmente comenzamos nuestro recorrido por las carreteras del Val de Chianti y del Val d’Orcia, una de las partes más esperadas del viaje. Teníamos GPS pero decidimos apagarlo y a lo loco!! Nos metimos por carreteras sin asfaltar, carreteras cortadas, carreteras sin salida… pero ninguno de los paseos que dimos fue en balde, ya que cada uno de ellos nos llevó a algún lugar que mereciera la pena.

Sólo decir que no hubo ni un sólo pueblo, ciudad o paisaje que no nos gustará. Los toscanos han conseguido conservar su patrimonio, no sólo como testigo de su historia, sino como su diamante en bruto para el desarrollo turístico de la zona. Pero no sólo han sabido valorarlo, sino que han sabido gestionar ese turismo de una forma adecuada, con muchísima calidad, desde los agriturismos o casas rurales, hasta las tiendas de souvenirs y los productos que se venden, que en su mayoría son locales y en consonancia con su cultura y sus tradiciones. ¡Quedamos verdaderamente impresionadas!

Debido a que es difícil describir cada una de los lugares maravillosos que vimos, porque fueron demasiados, os dejamos este enlace con algunas fotillos, por si os apetece cotillear: https://www.facebook.com/womviajes/posts/360511644074117.

Por último y no menos importante, queríamos hablar de las conexiones ente viajeras, del porqué de WOM. Ya nos ha pasado en anteriores rutas, pero reconfirmamos cada vez más lo especial de estos viajes en los que se viaja sola pero en grupo. Es tremendamente curioso como empiezas un viaje con desconocidas y lo acabas con amigas. No sólo a lo largo de los días se van disipando los miedos sobre si lo pasarán bien o estarán a gusto, sino que además vas intimando, surgen complicidades, empieza las bromas recurrentes, de esas que nadie más que vosotras entenderá al finalizar el viaje…  y se crean una dinámica grupal que no pensabas que en tan pocos días sería posible. Pero lo es. Las ganas de pasarlo bien, la desconexión de las rutinas y las cargas que tenemos en nuestro día a día, el espíritu aventurero que cada una de nosotras nos llevamos en la maleta… consiguen evadirnos para involucrarnos de lleno en esta experiencia viajera.

¡Gracias chicas! Pili, Marci y Pilar, de verdad, mil veces agradecidas, porque si cada viaje se convierte en la misma aventura que hemos vivido en Toscana, seremos las personas más afortunadas del mundo por poder trabajar haciendo amigas tan estupendas como vosotras en cada ruta. ¡Hasta pronto!